Como pionero del movimiento moderno brasileño, Oscar Niemeyer es famoso por sus formas audaces y sinuosas, y por su uso de 'la curva liberada y sensual'. Paul Goldberger lo describió mejor cuando escribió que "Niemeyer no comprometió los ideales utópicos del movimiento moderno, pero cuando se filtró a través de su sensibilidad, el severo e implacable rigor de tanto modernismo europeo se volvió tan suave como el jazz brasileño".
Cuando Georgio Mondadori, presidente de la editorial italiana Mondadori, encargó a Niemeyer que diseñara la nueva sede de la compañía en 1968, quería que el edificio se viera como el Palacio Itamaraty (también conocido como Palacio de los Arcos) en Brasilia. Niemeyer estuvo de acuerdo, pero dado su espíritu lúdico, se desvió deliberadamente del diseño anterior y procedió a construir lo que más tarde identificaría como su favorito de los proyectos que completó en Europa.
Sigue leyendo para ver un sorprendente conjunto de dieciséis fotografías del edificio Mondadori realizadas por la fotógrafa y artista visual con sede en Milán, Karina Castro, a quien Mondadori le encargó que capturara su sede a más de 40 años después de la finalización del edificio.
"[...] quienquiera que vaya a ver la sede de Mondadori queda asombrado porque nadie ha visto una columnata en la que los arcos sean diferentes entre sí", explicó Niemeyer en una entrevista, mientras hablaba sobre la importancia (y su amor) por el elemento sorpresa en la arquitectura.
El volumen central de hormigón y sus columnatas junto con los dos volúmenes adyacentes se reflejan en la piscina circundante, y esto es quizás lo que el ojo del fotógrafo aprecia más al capturar el querido edificio de Niemeyer: la mayoría, si no todas las notables fotografías de Castro juegan con varios planos, volúmenes, geometrías y reflejos del edificio.
Quizás es el diseño de este edificio, en lugar del Palacio de Itamaraty, el que mejor representa lo que la palabra "itamaraty" más o menos significa "río de piedras pequeñas". El arquitecto respira vida simplemente utilizando diferentes tramos para cada uno de los arcos en la columnata; lo que antes era estático adquiere, en palabras de Niemeyer, algo parecido al "ritmo musical".
Para obtener más información sobre la vida y el trabajo de Oscar Niemeyer, consulte nuestra colección anterior de artículos aquí.